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POR LA BOCA

Cómo afectan las emociones al apetito y al gusto

¿Alguna vez has buscado consuelo en la nevera -o, por el contrario, has perdido el apetito- por culpa de problemas laborales o angustias? Una nueva investigación demuestra que el estrés, e incluso la depresión clínica, pueden afectar profundamente a los hábitos alimentarios y, en consecuencia, a la salud.
Investigadores británicos han descubierto una relación entre ciertas sustancias químicas "felices" del cerebro (como la serotonina y la noradrenalina) y la sensibilidad al gusto. Cuando los niveles son elevados, los sujetos de la prueba afirman ser más capaces de saborear la comida, lo que lleva a los científicos a plantear la hipótesis de que la depresión clínica embota el sentido del gusto. Es posible que llegue el día en que una prueba del gusto pueda ayudar a confirmar el diagnóstico de depresión.

¿Cómo puede afectar el apagamiento de las papilas gustativas a la conducta alimentaria? Para algunos, un sentido del gusto embotado puede llevar a un consumo excesivo, mientras que otros simplemente pierden el interés por la comida que ya no les hace cosquillas en las papilas gustativas. En cualquier caso, estar atento, incluso hasta el punto de llevar un diario de alimentos, podría ayudar a prevenir el aumento de peso no deseado (o pérdida).

Cuando se trata de estrés, sin embargo, parece que la mayoría de la gente (mujeres y personas a dieta en particular) reaccionan aumentando el consumo de alimentos dulces y grasos. Otro grupo de investigadores británicos pidió a los sujetos de prueba que prepararan un discurso de cuatro minutos que sería filmado, después de comer. El resultado: Los que tenían en mente la tarea del discurso comieron significativamente más alimentos dulces y grasos que el grupo de control (al que no se le asignó dicha tarea de redacción del discurso).

Investigadores de la Universidad Estatal de Montclair descubrieron que el género influye, ya que las mujeres bajo estrés son más propensas que los hombres a consumir en exceso alimentos azucarados y ricos en grasas. Estar a dieta también marca la diferencia: El 71% de los que hacen dieta frente al 35% de los que no la hacen consumen más alimentos poco saludables en situaciones de estrés.

Publicado el 1 de enero de 2007

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