¿Cree que nunca se tiene demasiado de algo bueno? Piénsalo de nuevo, especialmente si eres un atleta mayor, adicto a esas carreras de larga distancia. Ésa es la desconcertante conclusión de las investigaciones sobre el impacto duradero de los deportes de resistencia a medida que envejecemos.
Un editorial reciente de la revista británica Heart destaca un estudio en el que se hizo un seguimiento de 52.600 personas, tanto corredores como no corredores. Las buenas noticias: Los corredores tenían un 19% menos de probabilidades de morir que sus compañeros más sedentarios a lo largo de tres décadas. Las noticias no tan buenas: Entre los corredores -especialmente los que corren más de 20-25 millas a la semana- los beneficios de la longevidad desaparecen. Los autores concluyen: "Correr demasiado rápido, demasiado lejos y durante demasiado tiempo puede acelerar el avance hacia la línea de meta de la vida"
Aunque a los corredores compulsivos les cueste tomárselo con calma, la mayoría de los atletas más moderados pueden exhalar un profundo alivio. No hace falta ser un Ironman o una mujer para cosechar los frutos de hacer ejercicio. De hecho, a veces un poco menos puede ser mucho más. Las personas mayores que adoptan un sencillo régimen de caminar tres veces por semana pueden mejorar su capacidad aeróbica, lo que a su vez reduce sus probabilidades de muerte prematura. Además, caminar a paso ligero y con regularidad puede aumentar el volumen cerebral a medida que envejecemos, lo que previene el deterioro cognitivo.
Las claves para los corredores: Mantén tu kilometraje semanal por debajo de los 32 kilómetros y tu velocidad media por debajo de los 8 km/h para llegar lejos en el juego de la vida.
Publicado el 1 de febrero de 2014