Resoluciones, resoluciones. Después de un mes (o dos) consintiéndonos con los caprichos navideños, la pérdida de peso es el tema de moda en enero. Todos sabemos que una combinación de alimentación sana y ejercicio es la clave para perder los kilos de más, pero las investigaciones sugieren que la pérdida de peso puede ir más allá de contar calorías y pasos. Un estudio reciente publicado en la revista Cell Metabolism sugiere que limitar las horas permitidas para comer, independientemente de las calorías y la grasa, podría ayudar a mantenerse más delgado y sano.
Para determinar el efecto que la restricción horaria -es decir, comer sólo dentro de un marco de tiempo específico cada día- tiene sobre el peso y otros parámetros de salud, los investigadores evaluaron ratones bajo diversas condiciones de dieta. Se alimentó a los ratones con una dieta normal, alta en grasas o alta en azúcares, y se les dio acceso a la comida durante 9, 12, 15 o 24 horas al día. Se probaron diferentes combinaciones de dieta y tiempo.
No es sorprendente que los ratones con una dieta alta en grasas aumentaran de peso. Sin embargo, los ratones a los que se dio acceso a la comida sólo 9 horas al día mostraron un aumento de peso del 26%, mientras que los ratones con acceso las 24 horas ganaron un 65%, a pesar de que las calorías eran equivalentes. En una prueba diferente con ratones ya obesos a los que se daba acceso a la comida a todas horas del día, el cambio a una dieta restringida a 9 horas se tradujo en una pérdida de peso del 12%. En comparación, los ratones obesos que siguieron con la dieta de libre albedrío ganaron un 10,6% adicional, a pesar de que las calorías entre los grupos permanecieron iguales.
Los investigadores también probaron el modelado de cómo suele comer la mayoría de la gente: estricto durante la semana y quizá no tan estricto los fines de semana. Los ratones alternaron entre cinco días de restricción de 9 horas de comida (entre semana) y dos días de comidas a todas horas (fines de semana). Estos ratones ganaron sólo un 29% de peso corporal en comparación con un aumento del 61% en los ratones que permanecieron en "modo fin de semana" los siete días de la semana.
Los investigadores fueron entonces más allá del peso y observaron otros parámetros de salud asociados a la obesidad. Los ratones que seguían el patrón de dieta entre semana/fin de semana tenían un 48% menos de grasa corporal que los que comían a todas horas, y los ratones sometidos a la restricción de 9 horas tenían un 57% menos de grasa. Los ratones sometidos a restricción tampoco presentaban inflamación en el tejido adiposo y tenían un 70% menos de triglicéridos, menos colesterol y mejor resistencia a la insulina que los que comían a todas horas. La restricción también ayudó a mejorar la forma física y la resistencia en las carreras en cinta.
¿Qué significa esto para los humanos? No te des el capricho del pastel de mediodía todavía. Controlar las calorías sigue siendo un elemento importante para mantener el peso, pero quizá ésta sea otra razón para renunciar a ese tentempié de medianoche. En ratones, restringir la alimentación a sólo 9 horas al día contrarrestó algunos de los efectos negativos de la obesidad. Los resultados también indicaron que la restricción horaria podría ayudar a prevenir el aumento de peso durante las cenas indulgentes (ejem, las próximas fiestas). Y por suerte para nosotros, el plan de los días laborables seguía siendo eficaz, con un poco de margen los fines de semana. Llena la mitad del plato con fruta y verdura, cambia la galleta de la tarde por un plátano e intenta mantener un patrón de alimentación y un horario regulares si tu agenda te lo permite. La restricción horaria no es la clave mágica para la pérdida de peso, pero podría ser un paso en la dirección correcta.
Publicado el 1 de enero de 2015