Es difícil superar el ciclismo como una forma vigorosa de ejercicio aeróbico que protege el corazón, promueve la longevidad, eleva el estado de ánimo, puede disminuir el riesgo de cáncer de mama y posiblemente reducir el riesgo de Parkinson. Pero, a pesar de todos sus beneficios, el ciclismo puede dejar los huesos vulnerables a la osteopenia, según un nuevo estudio de la Universidad de Missouri.
Los investigadores analizaron la densidad mineral ósea de 27 ciclistas y 19 corredores de edades comprendidas entre los 20 y los 59 años. Aunque cabría esperar que ambos grupos de atletas tuvieran huesos duros, resultó que el 63% de los ciclistas padecía osteopenia (densidad ósea inferior a la normal), frente al 19% de los corredores. La osteopenia no se limitaba a los sujetos de mayor edad del estudio: varios ciclistas de entre 20 y 30 años ya experimentaban una pérdida ósea significativa. A diferencia del ciclismo, saltar a la cuerda, levantar pesas, practicar deportes de contacto como el fútbol o el voleibol... todos ellos proporcionan un impacto que fortalece los huesos y envía señales a las células óseas para que aumenten su masa.
La dieta también desempeña un papel importante a la hora de mantener los huesos fuertes. Elija brócoli, rúcula y otros alimentos que contengan todos los nutrientes necesarios para los huesos. No pase por alto la importancia de la fibra prebiótica, presente en plátanos, alcachofas, puerros, espárragos y cebollas, que favorece la absorción del calcio. Tenga en cuenta que si el ejercicio vigoroso provoca una sudoración profusa, está perdiendo calcio además del exceso de sodio a través del sudor.