Es la época estival, cuando los niños pueden prescindir de los cubiertos mientras comen muslos de pollo y mazorcas de maíz. Pero una consecuencia no deseada de este protocolo más relajado puede ser un comportamiento más alborotado, según sugiere una nueva investigación.
En un estudio publicado en Eating Behaviors, un equipo dirigido por Brian Wansink, profesor y director del Laboratorio de Alimentos y Marcas de la Universidad de Cornell, observó a niños de primaria en un campamento de verano para ver si los hábitos alimentarios tenían algún efecto en la conducta de los niños. El primer día, a la mitad de los niños se les sirvieron muslos de pollo y a la otra mitad, pollo cortado en trozos del tamaño de un bocado. El segundo día, se intercambiaron las raciones. Los resultados: Los niños que habían mordido la comida tenían el doble de probabilidades de comportarse mal (contestar, subirse a la mesa de picnic, actuar agresivamente) que los que habían comido la comida cortada. Dice Wansink: "Si quieres una comida agradable, tranquila y relajante con tus hijos, córtales la comida. Si en el menú hay muslos, manzanas o mazorcas de maíz, ¡agáchese!"
¿A qué se debe esto? Sabemos que las técnicas de alimentación consciente -utilizar palillos, dejar de lado los tenedores pequeños, masticar (y, por tanto, saborear plenamente) y apagar el televisor a la hora de comer- pueden ayudar a los adultos a perder peso, ya que les dan tiempo para sentirse más saciados y tomar decisiones dietéticas más meditadas. La investigación de Cornell sugiere que los beneficios de la atención plena pueden extenderse más allá de la mesa, apoyando un enfoque más mesurado en otras áreas de la vida también.
Además de hacer que sus hijos usen cubiertos, ¿dónde más se cruzan la dieta y la conducta de los niños?
Ingesta de cafeína: Entre los niños de 8 a 12 años, el consumo de cafeína es casi un 30% superior al recomendado. Incluso los niños de 5 a 7 años consumen, de media, un 16% más de cafeína de lo recomendado para ese grupo de edad. Cambia los refrescos y las bebidas energéticas por mejores opciones de bebidas como el zumo 100% de fruta, que está relacionado con índices de masa corporal más bajos y una mayor ingesta de nutrientes entre los niños menores de 12 años, según la Academia Americana de Pediatría.
Dulces: El exceso de azúcar no sólo aumenta el riesgo de caries y obesidad de tu hijo, sino que una investigación publicada en el British Journal of Psychiatry sugiere que los peques que toman golosinas a diario tienen muchas más probabilidades de enfrentarse más tarde a problemas con la ley debido a comportamientos violentos. Mejores opciones: Las pasas y otros frutos secos -los caramelos de la naturaleza- aportan los nutrientes y la fibra necesarios.
Obesidad: Los niños obesos se enfrentan a un riesgo hasta un 63% mayor de sufrir acoso por parte de sus compañeros según un estudio publicado en Pediatrics. Cuanto más sensibles son los niños, más probabilidades tienen de ser obesos, lo que amplifica de forma aguda el impacto emocional del acoso escolar. Más fruta y verdura en la dieta ayuda a los niños a sentirse más saciados, protegiéndoles contra el aumento excesivo de peso y fomentando la autoestima.
Publicado el 1 de julio de 2014