Ya se trate de un brunch festivo, una cena de cinco platos o un festín de sobras, las comidas en familia son una característica de las fiestas. Aunque sea la época más indulgente del año, el acto de comer con otras personas puede ser bueno para la salud. Un estudio reciente realizó un seguimiento de un grupo diverso de unos 2.000 adolescentes durante 10 años, y descubrió que la frecuencia de las comidas familiares durante la adolescencia se correlacionaba significativamente con una reducción de las probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad en la edad adulta, en comparación con el hecho de no haber comido nunca en familia. Este no es el primer estudio de este tipo.
Investigadores de la Universidad de Cornell han mirado más allá de los alimentos en la mesa a otros factores de las comidas que podrían influir en el IMC. En un pequeño estudio, descubrieron que comer en la mesa de la cocina o del comedor y permanecer en la mesa hasta que todos hayan terminado son comportamientos relacionados con un menor IMC tanto en padres como en hijos. Por el contrario, comer con la televisión encendida y lejos de la mesa eran rituales relacionados con IMC más elevados. En el caso de los padres, el IMC era menor en aquellos que mantenían conversaciones significativas con sus hijos sobre sus días. Otras investigaciones han indicado asociaciones entre dinámicas interpersonales y alimentarias positivas en las comidas familiares y un menor riesgo de sobrepeso y obesidad infantil. Los hábitos incluían el refuerzo positivo y la comunicación en relación tanto con la vida personal como con la comida en la mesa. Una revisión del año pasado concluyó que las comidas en común, ya sean entre familiares, amigos, jóvenes o adultos, se asocian a una mejor ingesta dietética a lo largo de la vida.
Todos los hallazgos apuntan a la importancia de las comidas familiares frecuentes: las familias que comen juntas, permanecen sanas juntas. Y también son felices juntas. Hace más de diez años informamos de que las comidas en familia están relacionadas con un menor riesgo de depresión en los niños. Aproveche las fiestas navideñas para volver a conectar y retomar el ritmo si el momento de la comida familiar se ha borrado de su agenda. Aunque los horarios sean ajetreados, intente dedicar al menos dos días a la semana a comer en familia, sentados a la mesa y con el televisor apagado. Si las noches entre semana están repletas, pruebe a desayunar en familia o a comer el fin de semana.
Interesantemente, la investigación indica que la mayoría de los niños y adultos no alcanzan las ingestas recomendadas de alimentos saludables, como frutas y verduras, independientemente de la frecuencia con la que compartan las comidas. Una vez que haya establecido los rituales de las comidas, mejore sus hábitos incorporando más frutas y verduras a sus comidas. Nuestra Lasaña vegetal es una cena nutritiva, cálida y reconfortante que gustará a toda la familia.
Publicado el 1 de diciembre de 2014