Las últimas estadísticas de población de las Naciones Unidas estiman que actualmente hay 317.000 centenarios en todo el mundo, cifra que se prevé que aumente hasta los 3 millones en 2050 y alcance los 18 millones en 2100. Per cápita, Japón se sitúa a la cabeza del mundo, con 35 centenarios por cada 100.000 habitantes, seguido de Francia, con 27, y Estados Unidos, con 22. Las investigaciones indican que la genética sólo representa entre el 20% y el 30% de la esperanza de vida de una persona, mientras que el resto se debe a la dieta y al estilo de vida elegido.
En los numerosos estudios sobre las personas que superan la barrera de los 100 años, la actividad física es un tema recurrente: las personas de más edad suben escaleras, nadan, juegan al golf, montan en bicicleta, etc. En el famoso estudio de Okinawa, los centenarios practican Tai chi y kárate. También ejercitan el cerebro, leyendo, pintando e incluso esculpiendo. El ejercicio -para el cerebro y el cuerpo- es sólo una parte de la ecuación de la longevidad: El consumo de frutas y verduras ricas en nutrientes ayuda a reducir los daños en el ADN, mientras que la ingesta de suficiente vitamina B6 procedente de los plátanos, el salmón salvaje, las espinacas y los pimientos rojos contribuye a la reparación del ADN.
Aunque los genes pueden desempeñar un papel menos importante de lo que se piensa, no hay que descartar el género: Las mujeres centenarias superan a los hombres en una proporción de 9 a 1. Pero los hombres tienen otra ventaja: tras alcanzar la marca de los 100 años, suelen estar más sanos y son menos propensos a sufrir demencia. Independientemente de los genes o el sexo, los datos apuntan a varias cosas que hay que hacer si se quiere vivir el mayor tiempo posible:
- Mantener vínculos estrechos y positivos con la familia y los amigos.
- Coma más fruta y verdura: los habitantes de Okinawa comen una media de siete raciones al día
- Prefiera los ácidos grasos omega-3 y los aceites vegetales a las grasas animales
- Pruebe la meditación o la oración: Un estudio descubrió que tener una disposición obediente podría reducir el riesgo de demencia en un 90%, mientras que se descubrió que la meditación regular frustra el adelgazamiento de la corteza prefrontal relacionado con la edad.
Publicado el 1 de febrero de 2013
