Después de una experiencia particularmente exasperante, es común bromear: "¡Me vendría bien un trago!". Puede que sea cierto, siempre y cuando se tome agua y no vino. Un fascinante estudio publicado recientemente en Journal of Nutrition ha descubierto que la deshidratación puede estar afectando a tu serenidad. Los investigadores hicieron participar a 25 mujeres jóvenes en una prueba sobre una cinta rodante, a la mitad de las cuales se les dio agua. Las que no tenían acceso a botellas de agua se deshidrataron ligeramente. Esto provocó un aumento del 8% en los sentimientos de ira/hostilidad, un aumento del 19% en la alteración del estado de ánimo y un deterioro del 55% en su capacidad de concentración (pérdida de enfoque).
Aunque la deshidratación puede provocar una pérdida de peso temporal (las mujeres de este estudio registraron un descenso temporal medio de 1,9 libras), puede sabotear su dieta a más largo plazo. Por un lado, la sed suele confundirse con el hambre, lo que dificulta evitar la tentación. Beber agua puede incluso aumentar el metabolismo y ayudarte a comer menos (un estudio de la UNC reveló que quienes bebían al menos 7 vasos de agua al día consumían 200 calorías menos). Otro estudio descubrió que beber dos vasos de agua antes de las comidas se traducía en un 44% más de pérdida de peso. Al regular la viscosidad de la sangre, una ingesta adecuada de agua también puede reducir el riesgo de enfermedades coronarias mortales.
- Obtener suficiente zinc de fuentes como las ostras, el cangrejo, la langosta y las lentejas.