A veces hay que ir más despacio para acelerar. Ese podría ser el caso de tus esfuerzos por perder peso. Si tiene la sensación de que su dieta está estancada, obligarse a masticar muy despacio puede ser la clave del éxito. Eso es lo que sugiere un nuevo y fascinante estudio de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido. Los investigadores pidieron a 43 voluntarios que se comieran el almuerzo (un sándwich de 600 calorías) normalmente o que masticaran la comida durante 30 segundos después de cada bocado. Dos horas después, los sujetos tuvieron la oportunidad de picar de un bol de Skittles y caramelos de chocolate. Los que habían masticado despacio durante la comida acabaron consumiendo un 50% menos de caramelos a la hora de la merienda!
¿A qué se debe esto? "Centrarse en el proceso puede ayudar al cerebro a recordar la comida durante un periodo prolongado de tiempo, retrasando la señal de hambre", sugiere la doctora Suzanne Higgs, coautora del estudio publicado en la revista Appetite. Otra posibilidad es que, aunque masticar despacio ayuda a los comensales a saborear mejor la comida, masticar en exceso disminuye el placer asociado a la comida, lo que a su vez puede ensombrecer la perspectiva de la próxima ocasión de comer.
Aunque no sugerimos sentarse a cenar con un cronómetro en la mano, dedicar más tiempo a masticar la comida es otra forma de sintonizar con las señales que envía el cuerpo, incluido ese mensaje a menudo ignorado: "Ya he comido suficiente y no necesito más". Otros trucos para comer con atención: usar palillos, apagar la televisión/los gadgets durante la comida, intentar usar tu mano no dominante, y sentarse (no estar de pie en la encimera de la cocina) y sentarse (la postura ayuda a asentar los alimentos).
Publicado el 1 de julio de 2013