
DIETA FISCAL
El impuesto sobre los refrescos es eficaz para combatir la obesidad
El problema del sobrepeso en Estados Unidos supone una carga económica aplastante para nuestro sistema sanitario, nuestras empresas y nuestros bolsillos. En los últimos años, los costes sanitarios de los obesos crecieron casi tres veces más rápido que los de la población con peso normal. Un estudio reciente publicado en el American Journal of Health Promotion reveló que en comparación con las personas de peso normal, un empleado con obesidad mórbida cuesta a la empresa más de 4.000 dólares más al año en atención sanitaria y costes relacionados. Esto se traduce en primas sanitarias más elevadas, bienes y servicios más caros, mayor desempleo... todo lo cual puede afectar más a las familias con rentas bajas.
Algunos responsables políticos han argumentado que la culpa la tienen las frutas y verduras caras. Sin embargo, en simulaciones experimentales de compras en el supermercado, la reducción de los precios de los productos agrícolas hizo que los compradores compraran más comida basura. Por el contrario, científicos del comportamiento de la Universidad de Buffalo descubrieron que el aumento de los precios de los alimentos poco saludables (es decir, del tipo que se derivaría de los impuestos sobre la comida basura) podría desplazar el gasto hacia la fruta y la verdura. Más recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad australiana de Monash y del Imperial College de Londres y la Universidad de York británicos han analizado cómo podría influir el aumento de los precios de las bebidas azucaradas en las tendencias de consumo y en la obesidad.
El estudio comparó los efectos de gravar los refrescos con un impuesto sobre las ventas a tanto alzado del 20% (valoric) o con un impuesto volumétrico adicional de veinte céntimos por litro y descubrió que este último podría suponer una pérdida de peso de aproximadamente 2,5 kilos para las personas con ingresos bajos y medios y un elevado consumo de refrescos. Además, el Dr. Anurag Sharma, autor principal del estudio, sostiene que estos impuestos podrían "generar ingresos fiscales que podrían destinarse a la sanidad pública"
Estos impuestos sobre los refrescos beneficiarían sobre todo a los "consumidores" que no toman sus propias decisiones de compra: los niños, cuya salud se ha visto afectada por el aumento del consumo de refrescos. Los refrescos con cafeína contribuyen a los problemas de sueño de los niños y al aumento de la presión arterial. Las mejores opciones de bebidas incluyen el zumo 100% de fruta, que está vinculado a índices de masa corporal más bajos y a una mayor ingesta de nutrientes.
Publicado el 1 de agosto de 2014