Se acabó la "Dieta Mediterránea": hay una nueva cocina étnica que está ganando reconocimiento por sus beneficios para la salud. En este caso: la Dieta Nativa Mexicana y la protección contra el cáncer de mama. Antes de que decida celebrar el Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama de octubre levantando una margarita y pidiendo otra ronda de nachos, tenga en cuenta que no estamos hablando de la versión de comida rápida de la comida mexicana popular en los EE.UU., sino de una dieta integral, rica en fibra, que hace hincapié en los frijoles, los platos a base de tomate, las especias y las sopas.
El American Journal of Clinical Nutrition publicó lo que se conoce como el "Estudio de las Cuatro Esquinas sobre el Cáncer de Mama", ya que compara el riesgo de enfermedad y los patrones dietéticos de 3.989 mujeres de la zona donde confluyen Nuevo México, Arizona, Colorado y Utah. Como era de esperar, la dieta mediterránea (que incluye marisco, aves, verduras, ensaladas verdes, aceite de oliva y vino) ofreció una reducción significativa del riesgo de cáncer de mama: un 24%. Tampoco era de extrañar que la dieta occidental (que incluye lácteos ricos en grasa, cereales refinados, salsas, comida rápida y carnes rojas y procesadas) planteara un aumento del riesgo de cáncer de mama del 32%. Pero lo más llamativo fue que la dieta de los nativos mexicanos ofrecía la mayor protección de todas: un 32% menos de riesgo.
¿Por qué podría ser? En primer lugar, los frijoles, ricos en fibra, son un alimento básico de la dieta mexicana. De hecho, dependiendo de la variedad, una taza de frijoles cocidos puede ayudarle a satisfacer casi la mitad de sus necesidades de fibra para el día - y las mujeres premenopáusicas con la mayor ingesta de fibra tenían la mitad del riesgo de cáncer de mama que aquellas con las ingestas más bajas, según un estudio. Otra investigación descubrió un 40% menos de riesgo de cáncer de mama entre las mujeres posmenopáusicas con mayor consumo de fibra. No es de extrañar que el USDA recomiende a los estadounidenses triplicar el consumo de judías a tres tazas por semana.
La dieta de los nativos mexicanos también incluye platos a base de tomate y los fitoquímicos del tomate pueden suprimir el crecimiento de las células del cáncer de mama, según un estudio israelí. La cocina tradicional mexicana también se basa en gran medida en hierbas y especias, que pueden contener compuestos protectores. Por ejemplo, un estudio demostró que los fitoquímicos del cilantro pueden ayudar a detener el avance del cáncer de hígado.
Publicado el 1 de octubre de 2009