Ahora que empieza la temporada de barbacoas, debemos moderar nuestro apetito carnívoro teniendo en cuenta lo que sabemos sobre las consecuencias para la salud del consumo excesivo de carne. Por ejemplo, investigaciones anteriores descubrieron que los consumidores que comían más carne procesada tenían un 67% más de probabilidades de desarrollar cáncer de páncreas. Según otro estudio, tan sólo un perrito caliente o cuatro trozos de beicon al día se traducen en un aumento del 38% del riesgo de padecer cáncer de estómago.
Por otro lado, las carnes rojas son una fuente de hierro fácilmente biodisponible, denominado "hemo-hierro", que contribuye a la formación de hemoglobina, una proteína de la sangre que transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. Además, ciertos componentes de la carne roja también ayudan a que el "hierro no hemo" de las plantas, que de otro modo sería menos biodisponible, sea absorbido más fácilmente por el cuerpo humano. El 15% de las mujeres premenopáusicas tienen carencias de hierro, mientras que las embarazadas y los niños pequeños también corren un alto riesgo de sufrirlas, lo que puede manifestarse en falta de energía, dificultad para mantener la temperatura corporal y alteración de la respuesta inmunitaria. Entre las mujeres embarazadas, la carencia de hierro puede provocar partos prematuros y bajo peso al nacer. Un estudio de la Universidad de Rochester confirmó una prevalencia significativamente mayor de carencia de hierro en niños obesos, lo que demuestra la relación entre las deficiencias nutricionales y la obesidad. Por lo tanto, es comprensible que muchas personas, sobre todo mujeres, hayan aumentado el consumo de carne para evitar la anemia y los problemas de salud que conlleva.
Sin embargo, si recurre a las fuentes de carne para obtener un mayor contenido de hierro, tenga en cuenta que una nueva investigación ha descubierto una estrecha relación entre las enfermedades cardíacas y el hierro hemo. El estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana en Bloomington, analizó la relación entre el consumo total de hierro y la ingesta de hierro hemo y no hemo en 21 estudios previos en los que participaron casi 300.000 personas a lo largo de unos diez años. Descubrieron que el consumo de hierro hemo aumentaba el riesgo de cardiopatía coronaria en un 57%, mientras que el hierro no hemo, presente en fuentes vegetales como las espinacas cocidas, los guisantes, los higos secos, los albaricoques y las judías (de riñón, garbanzo y soja), no tenía ningún efecto perjudicial.
El organismo absorbe fácilmente el hierro hemo de la carne roja. Sin embargo, un exceso de hierro en la sangre acaba provocando más daños en las arterias, según sugiere el nuevo análisis. "Una vez absorbido, puede contribuir como catalizador en la oxidación de las LDL, provocando una inflamación que daña los tejidos, lo que constituye un factor de riesgo potencial de cardiopatía coronaria", escribieron los investigadores en el artículo de la revista.
Existen múltiples formas de reducir el consumo de carne roja en su dieta:
- Renuncie a la carne un día a la semana para obtener un 15% menos de grasas saturadas en su dieta
- Proteja su corazón con dos raciones de 3 onzas de pescado a la semana - o pruebe otras fuentes no cárnicas como las almejas.
Bonus: Aumente su absorción de hierro en un 28% incluyendo fibra prebiótica (por ejemplo, plátanos, puerros, cebollas, espárragos) en su dieta. Otra forma saludable de aumentar la absorción de hierro es añadir más alimentos ricos en vitamina C (por ejemplo, melocotones, kiwis, brócoli, piña).
Publicado el 1 de junio de 2014