Cuando nos dicen que alguien tiene "buenos genes", parece como si la longevidad y la juventud fueran simplemente fruto de la suerte genética. Pues bien, una reciente investigación sugiere que se puede sacar lo mejor de los genes con una dieta mejor.
Científicos noruegos observaron a 100 hombres obesos y fumadores, sujetos que estaban, por así decirlo, abusando de sus genes al someterlos a carcinógenos, alimentos poco saludables e inflamación inducida por la adiposidad. A continuación, dividieron a los hombres en tres grupos. Al grupo uno se le dio una cesta semanal de alimentos ricos en antioxidantes, como col rizada, repollo, coles de Bruselas, brócoli, bayas, granadas, además de frutos secos, semillas y aceite de oliva. Al grupo dos se le dio un saco semanal de kiwis (equivalente a 3 al día). El grupo tres, el de control, siguió su dieta habitual.
Al cabo de dos meses, se administraron análisis de sangre a subgrupos aleatorios de cada categoría. En comparación con los controles, el grupo de la dieta rica en antioxidantes tenía el mayor número de genes alterados (44), aproximadamente cinco veces más que el grupo del kiwi. En concreto, se trataba de genes relacionados con la forma en que las células se comunican, se defienden de los radicales libres y hacen frente a la inflamación. En términos prácticos, esto se traduce en una reducción del riesgo de enfermedades y de los efectos negativos del envejecimiento.
¿Qué hay detrás de tales beneficios? Según la "teoría del triaje del daño del ADN" del Dr. Bruce Ames, una dieta rica en nutrientes permite al organismo atender no sólo las necesidades inmediatas, sino también el cuidado del ADN a largo plazo. Por ejemplo, la vitamina B6, suministrada en abundancia por los plátanos, los pimientos rojos y las nueces, podría ayudar a reparar el ADN. Más allá de los micronutrientes, ciertos compuestos vegetales -por ejemplo, el sulforafano que se encuentra en las verduras crucíferas como la col rizada, la col y la coliflor- activan los propios sistemas de defensa antioxidante del cuerpo, reduciendo el riesgo de enfermedad, incluso frente a la predisposición genética.
Línea de fondo: No resigne sus perspectivas de salud al destino genético. Los genes -buenos, malos o medios- pueden mejorarse con las elecciones que hacemos a diario en la dieta y el estilo de vida.
Publicado el 1 de diciembre de 2013