Pregunte a cualquiera cuál es el principal riesgo para la salud de consumir demasiada sal y la respuesta que probablemente obtendrá será la obvia: la hipertensión arterial. De hecho, los científicos calculan que una simple reducción del 15% en el consumo de sal podría traducirse en casi 9 millones menos de muertes causadas por complicaciones relacionadas con la hipertensión. Pero la investigación ha identificado otros posibles riesgos para la salud relacionados con la sal que la mayoría de la gente desconoce. Uno de los más sorprendentes: huesos más débiles y un riesgo potencialmente mayor de fracturas.
En un estudio publicado en Journal of Bone and Mineral Research, investigadores británicos variaron el contenido de sal de las comidas de once mujeres posmenopáusicas y luego midieron cuánto calcio se excretaba en su orina. El resultado: La pérdida media de calcio fue un 17% mayor en las dietas altas en sodio que en las bajas. El hallazgo debería preocupar especialmente a las mujeres peri y posmenopáusicas, entre las que los cambios hormonales pueden acelerar la pérdida de masa ósea. La mayoría de los estadounidenses consumen sal en exceso: las mujeres más del doble y los hombres más del triple de la ingesta adecuada recomendada.
Además de elevar la presión arterial (al provocar retención de líquidos que, a su vez, presiona los vasos sanguíneos), el exceso de sodio también puede provocar complicaciones en el embarazo, insomnio, cálculos renales, problemas respiratorios y, como ya se ha mencionado, pérdida de masa ósea. Por otro lado, la fruta y la verdura ayudan al cuerpo a retener más calcio y también a evitar el exceso de grasa corporal, que por sí mismo también puede aumentar el riesgo de osteoporosis.