Utilizando cuentos para el consumo de verduras

¿Has probado el apio nabo? Si no lo has hecho, ¿probarías el apio nabo si antes te leyera un cuento y te dejara jugar con él?

Los investigadores se propusieron responder a la pregunta de si los cuentos y el juego sensorial aumentarían la ingesta de una verdura desconocida en niños de preescolar de entre dos y cinco años. ¡Y he aquí que sí! La congruencia de la historia y el juego sensorial, ambos relacionados con la verdura desconocida, ayudaron al reconocimiento de la verdura. Curiosamente, el juego sensorial por sí solo también tuvo un efecto positivo en la probabilidad de probar la verdura desconocida. El personal de preescolar se dio cuenta del entusiasmo de los niños con el juego sensorial de las verduras desconocidas. El personal cortaba, rallaba y espiralizaba las verduras para que los niños las experimentaran, además de realizar pruebas olfativas y sonoras para que se familiarizaran con ellas. Y por qué no iban a estar entusiasmados los niños, jugar y experimentar nuevos alimentos a través de los sentidos forma parte del aprendizaje experimental.

Sabemos que los hábitos alimentarios comienzan a desarrollarse a una edad temprana. Estos hábitos alimentarios tienden a traducirse en la edad adulta, por lo que se recomienda introducir una variedad de nuevos alimentos a una edad temprana tanto como sea posible. La exposición repetida también es clave, ya que no es inaudito tener diez exposiciones de un mismo alimento para que tu pequeño (o grande) llegue a probarlo. Quédate con él y no tengas miedo de ensuciarte con el juego sensorial.

¿Buscas formas de llevar el juego sensorial a tu hogar? Monstruos en la cocina es una forma estupenda de hacer que los niños prueben nuevos alimentos mientras experimentan con las diferentes texturas de frutas y verduras. O cuéntales la fascinante historia de Annie y Arthur Espárragos y cómo salvan el día en el jardín, ¡las posibilidades son infinitas!

Los monstruos en la cocina.

Publicado en septiembre de 2020