La obesidad aumenta los riesgos para la salud de diversas maneras: agravando la inflamación, poniendo a prueba las articulaciones y el corazón, aumentando la presión arterial y bañando los órganos internos con toxinas relacionadas con la grasa. La ciencia está descubriendo otra amenaza que supone el exceso de tejido adiposo: La grasa atrapa la vitamina D, reduciendo los niveles necesarios para el funcionamiento de casi todas las células del cuerpo. Afortunadamente, nuevas investigaciones demuestran que bajar al menos un 15% del peso corporal aumenta la vitamina D al liberarla del tejido adiposo.
Un estudio reciente publicado en la American Journal of Clinical Nutrition analizó qué ocurría con los niveles sanguíneos de vitamina D cuando mujeres con sobrepeso y obesas seguían diversos regímenes de ejercicio y dieta. Las 439 mujeres posmenopáusicas procedían de Seattle, una región septentrional con mayor riesgo de deficiencia de vitamina D debido a la menor exposición al sol. Las que perdieron un poco de peso -3,5 kilos, o alrededor del 5% del peso corporal- aumentaron sus niveles de vitamina D en un 8%, mientras que las que perdieron un 15% o más aumentaron sus niveles de vitamina D en un 35%. La autora del estudio, la doctora Anne McTiernan, afirma: "La relación entre la pérdida de peso y la vitamina D en sangre no es lineal, sino que aumenta drásticamente cuanto mayor es la pérdida de peso". A medida que nos adentramos en los días más cortos del otoño, recuerda que todo el mundo -independientemente de su peso- puede aumentar su vitamina D a través del consumo de salmón y sardinas en conserva.
Publicado el 1 de octubre de 2011
