Desde el comienzo de la epidemia de sida, casi 75 millones de personas se han infectado y unos 36 millones han muerto a causa del VIH. De los aproximadamente 35 millones de personas que viven con el VIH en la actualidad, más del 70% vive en el África subsahariana, donde casi 1 de cada 20 adultos está infectado. Aunque la llegada de la terapia antirretroviral (TAR) ha hecho mucho por salvar vidas, la malnutrición sigue siendo generalizada entre los pacientes que inician el tratamiento médico, lo que contribuye a que las tasas de mortalidad sigan siendo elevadas en varios países africanos. Esto llevó a los investigadores a estudiar cómo el refuerzo de la nutrición entre los nuevos pacientes con VIH podría aumentar las probabilidades de supervivencia.
Los resultados se publican en la revista científica BMJ, y recogen los hallazgos de investigadores de la Universidad de Copenhague y la Universidad Jimma de Etiopía para examinar cómo la administración de suplementos nutricionales en los tres primeros meses de TAR podría afectar a los resultados. El proyecto de colaboración proporcionó a 318 pacientes -66% mujeres, con una mediana de edad de 33 años- un suplemento a base de mantequilla de cacahuete que contenía proteína de soja o de suero de leche y una serie de nutrientes clave, como zinc, selenio y cobre. En comparación con los pacientes que recibieron terapia antirretroviral sin suplementos, el grupo del estudio ganó tres veces más peso, incluido más peso muscular. Esto, además de mejorar la fuerza de agarre, permitió a los pacientes desenvolverse mejor en el trabajo y la vida familiar. La densidad calórica y el alto contenido en grasa (60%) del suplemento -desarrollado originalmente para niños gravemente desnutridos- lo hacían especialmente adecuado para su uso a corto plazo por adultos en tratamiento antirretroviral en países con un suministro de alimentos limitado, mientras que su uso a largo plazo podría presentar complicaciones metabólicas. Sin embargo, el experimento también aporta ideas para los pacientes en tratamiento antirretroviral en países desarrollados con un suministro de alimentos abundante.
Una dieta rica en frutas y verduras, legumbres y proteínas magras puede proporcionar a los pacientes seropositivos los nutrientes necesarios para reparar las células dañadas, reforzar la inmunidad para combatir mejor la enfermedad, controlar los síntomas y procesar la medicación. El contenido en grasas debe ser aproximadamente la mitad -el 30%- del del suplemento experimental, y las grasas deben proceder de fuentes saludables como el aceite de oliva, los frutos secos, el aguacate, las semillas y el pescado. Y todo el mundo, independientemente de cualquier problema de salud crónico subyacente, puede reforzar la inmunidad comiendo una amplia variedad de productos, especialmente las mejores fuentes de nutrientes como la vitamina A (boniatos, zanahorias, col rizada), vitamina C (piña, brócoli, kiwi), vitamina E (semillas de girasol, almendras), selenio (nueces de Brasil, ostras) y zinc (cangrejo, almejas).
Bono inmunitario:Tómate un tiempo para el té: los investigadores de Harvard descubrieron que los bebedores de té tenían un nivel significativamente mayor de interferón antiviral en el torrente sanguíneo.
Publicado el 1 de julio de 2014